Bruno es un niño de 9 años que vive en Berlín con sus
padres, su hermana y con la criada, María. Un día al llegar a casa
después del colegio vio a la criada recogiendo todas sus cosas, se
mudaban. Nadie le había dicho nada antes y Bruno se puso muy triste
ya que eso conllevaría no ver a sus tres mejores amigos para toda la
vida nunca más, ni bajar por la barandilla, ni ver a los abuelos... Su
padre tenía que hacer un trabajo muy importante y ese era el motivo de
la mudanza; vivirían en “Auchviz”.
Cuando Bruno vio su nueva casa por primera vez se quedó asombrado, era mucho más pequeña que su casa anterior, era muy triste
y muy fría, estaba claro que no le gustaba pero tenía que hacerse a la
idea. Pasaban los días y Bruno se aburría no sabía que hacer, un día se
construyó un columpio. Pidió al oficial Kotler que le consiguiera un
neumático y lo construyó, pero cuando estaba jugando Bruno se cayó y la
única persona que estaba cerca para ayudarle era un criado que les hacía
la comida. Entabló una conversación con el niño, él había sido médico
antes de llegar ahí. Más tarde llego la madre del Bruno y ésta le dio
las gracias al criado, pero dirían al comandante que ella le había
curado.
El niño no sabía que hacer para no
aburrirse y una tarde anduvo y anduvo por aquella alambrada que veía
desde la ventana de su cuarto, quería saber hasta donde llegaba lo lejos
vio una sombra y a medida que se acercaba se hacía más grande, cuando
llego al punto vio al otro lado de la alambrada a un niño.
Bruno
y el niño empezaron a hablar. Se llamaba Shmuel, un nombre raro para
Bruno. Los niños se hicieron amigos y Bruno cada tarde iba hasta allí,
hasta ese punto de la alambrada donde se encontraba su nuevo amigo.
Nunca dijo nada en casa de la existencia de Shmuel ya que creía que no
se lo iban a tomar bien en casa y él no quería perder a la única persona
con la que podía entretenerse en ese lugar debido a que con su hermana
Gretel no se lo pasaba bien.
Durante todo el
tiempo que Bruno pasó en “Auchviz “lo único que hacían los dos niños era
hablar ya que cada uno estaba aun lado de la alambrada. Hablaban sobre
las diferentes vidas que llevaban; Shmuel tenía el pelo rapado y vestía
siempre con el mismo pijama, un pijama de rayas, y no es que se lo
pasara muy bien allí dentro, Bruno sin embargo no se daba cuenta de
muchas cosas, como de que su amigo no lo `pasaba realmente bien ahí
dentro y sólo se preocupaba por él mismo.
Después
de un año, la madre de Bruno decidió que ya era hora de volver a
Berlín, a su nueva casa. Regresarían todos menos el comandante. Cuando
le dieron la noticia a Bruno se puso un poco triste. Ala tarde siguiente
llovía mucho y el niño temía no poder despedirse de Shmuel pero por fin
la lluvia paró e hizo el mismo camino que siempre hasta allí. El día
anterior Shmuel no encontraba a su padre y pidió ayuda a Bruno. A Bruno
le encantaba jugar a los exploradores cuando estaba en Berlín y como
nunca habían jugado juntos le prometió ayudar a encontrar a su padre así
que Shmuel le cogió un pijama de rayas como el que él llevaba puesto y
por el hueco que había debajo de la alambrada Bruno se metió al mundo de
Shmuel. Se adentraron hacia el interior
del campo y un grupo de hombres con armas fueron donde ellos, Bruno se
asustó pensado que iban a pillarle allí dentro pero su amigo le dijo que
pronto pasaría. Les llevaron hasta una habitación, estaban todos muy juntos y pegados, la gente estaba como asustada y Bruno no entendía nada, pronto pasaría todo…
Bruno
nunca regresó a casa. Al día siguiente todos buscaban sin parara al
niño, la madre no regresó a Berlín esperando noticias pero un día
esperanzada lo hizo por si bruno hubiera regresado el sólo. El
comandante se ganaba día a día la antipatía de los soldados, no dejaba
de pensar en su hijo. Un día volvió al lugar donde encontraron la ropa
de su hijo y observando el lugar se percató del hueco que había debajo
de la alambrada. Le fallaron las piernas y acabó sentado en el suelo.
